¿Cuándo pedir ayuda psicológica?

      Ante un malestar de tipo psicológico/emocional, la persona primero trata de resolverlo sola, pero si después de un tiempo moderado la situación sigue igual y el malestar persiste, en ese momento debería buscar ayuda profesional.

      Ante algunas dificultades importantes es necesario recurrir a la ayuda psicológica. Cuanto antes se reconozca que existe una dificultad seria y se tomen medidas para solucionarla menos costará deshacer el círculo vicioso. Eso también implica, por parte de la persona, hacerse responsable de su situación y tener un firme deseo de querer cambiar. Es preferible confiar en profesionales si:    

►Existe una dificultad o síntomas que se prolongan a lo largo del tiempo sin que la persona se sienta capaz de solucionarlos.

►Aparecen dificultades serias de funcionamiento que impiden seguir con el ritmo habitual de vida o de trabajo.   

►Existen sentimientos muy intensos y caóticos: de rabia, tristeza, culpa, miedo,… que a la persona le cuesta aclarar.   

►Existe abuso de sustancias o de conductas (comer, adelgazar, comprar, trabajar en exceso, …)  

►Aparecen pensamientos de suicidio.   

►Tristeza, ganas de llorar, desesperanza ante la vida

►Nerviosismo, agitación, insomnio, ansiedad.

►Sensación de vacío, no tener ganas de hacer nada, no disfrutar con ninguna actividad

►Sensación de tener un nudo en la garganta, presión en el pecho o un "pellizco" en el estómago

►Estar irritable, no tener ganas de ver a personas con las que antes pasábamos ratos agradables.

► Cuando las relaciones con su familia o con su pareja o con sus hijos se caractericen por una elevada conflictividad y una escasa comiunicación.

►La persona desea profundizar y mejorar sobre algunos aspectos de su vida.

       Es muy importante que nos cuidemos a nosotros mismos no sólo en el plano de la salud física, sino también en el plano de la salud mental / emocional, para llegar a tener una calidad de vida real y ser capaces de disfrutar de todo lo que la vida puede ofrecernos.

       El bienestar interior y la salud emocional y psicológica son esenciales para poder vivir con plenitud.